El café de especialidad utiliza principalmente la especie arábica, que es apreciada por sus complejas características de sabor. Este tipo de café suele presentar notas afrutadas, florales o achocolatadas, y su nivel de cafeína es menor que el de la especie robusta. El café arábica también es más sensible a las condiciones de cultivo, por lo que se cultiva en climas específicos y a mayor altitud, lo que contribuye a su precio más elevado y a la calidad en taza.
Por otro lado, el café robusta, común en el café comercial y de supermercado, contiene más cafeína, lo que le da un sabor más amargo y fuerte. Esta variedad es más resistente y se cultiva en áreas más amplias y a menor altitud, siendo una opción popular en cafés de menor precio y en mezclas para espresso, donde su intensidad ayuda a resaltar el sabor.
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